“Con la edad, los ojos ven más lejos, no en la distancia, pero sí en el tiempo.” (aausábel, 2017)

“Con la edad, los ojos ven más lejos, no en la distancia, pero sí en el tiempo.” (aausábel, 2017)

En este país...

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lunes, 11 de febrero de 2019

Por la unidad de España.


Unidad no solo territorial, sino también de intereses comunes, respetando la idiosincrasia y riqueza cultural de los pueblos de España, pero trabajando todos por la prosperidad de la patria.
Esa debe ser la doble unidad, el doble aliento por el que se trabaje. España no es únicamente la Comunidad de Madrid, ni Castilla-León o Castilla-La Mancha. España es Cataluña, Valencia, el País Vasco, Galicia, Aragón, Andalucía, Extremadura, Baleares, Canarias, y todas las demás circunscripciones territoriales del país.
La situación de inestabilidad actual viene motivada por varias causas:
1ª. El derecho constitucional de representatividad significativa de las Comunidades Autónomas en el Congreso y Senado.
2ª. La sumisión de décadas de los partidos mayoritarios gobernantes (PSOE y PP) a los intereses nacionalistas, a cambio de apoyos en las Cámaras Baja y Alta.
3ª. La transmisión de competencias esenciales a las Comunidades Autónomas. Especialmente, el área educativa, lo que ha propiciado la adaptación y manipulación a conveniencia de los contenidos curriculares por parte de gobiernos locales nacionalistas.
4ª. El ansia de poder sin límites de los partidos nacionalistas (o locales), no contentos nunca con una autonomía más que generosa.
5ª. La interpretación de que el sistema democrático vigente en España (Monarquía parlamentaria) es un régimen impuesto durante la Transición política, merced a un pacto entre partidos, y no a consultas electorales que fueran perfilando el sistema democrático que se quería. Quien así cree, olvida los delicadísimos momentos por los que atravesó toda la sociedad española desde la muerte de Franco hasta 1981 (golpe de Estado de Tejero) y aun después. Lo complicado que fue el acercamiento de posturas, alcanzar pactos de consenso beneficiosos para poner en marcha nuestra democracia. Y todo eso en perpetua lucha con movimientos extremistas de un bando y otro, y de grupos armados terroristas (ETA y Grapo). La acción del terrorismo fue sangrienta e implacable durante varios años, con atentados todas las semanas, y secuestros y asesinatos premeditados cada sí y cada no. Hubo que vencer y sobreponerse a todo ese clima malsano, enemigo de libertades y del bien común.
6ª. La escandalosa corrupción política, que ha hecho perder la confianza en la democracia española y en los partidos mayoritarios, principalmente responsables, e implicados en ella.
7ª. La ausencia de armonización de criterios, en loor de un entendimiento fructífero, por parte de las fuerzas políticas españolas. La Constitución de 1978 podrá convencer más o menos, pero es la Carta Magna que regula todo el reglamento jurídico del Estado español y hay que defenderla, respetarla, cumplirla y hacerla cumplir, al menos mientras esté vigente.
Así pues, no se puede asegurar que haya hoy un único culpable de la agria situación de inestabilidad a la que nos lleva el separatismo.
La culpa es compartida. Por eso, la solución exige unión, determinación, fuerza solidaria. Saber lo que se quiere, por qué se desea así y cómo se quiere. España es grande y tiene que continuar dando cabida a su extraordinaria riqueza cultural. Una riqueza que ha de ser causa de orgullo general, y no de división o de desconocimiento entre españoles.
 España es una en su diversidad. Y los españoles todos hemos de mirar al futuro con optimismo, amando a nuestro país, a todo él. El porvenir en paz y prosperidad solo se puede construir con la aportación de todos los ciudadanos. Y para ello debe haber absoluta transparencia política, completa separación e independencia de poderes (legislativo, ejecutivo, judicial), honradez en el ejercicio de los cargos públicos, supresión de privilegios por desempeño de actividades públicas, disminución del gasto por duplicidad de puestos burocráticos, concierto educativo eficaz (ideológicamente neutro), igualación territorial, acceso libre a una formación laboral eficiente, empleo estable y digno para todos los españoles, derecho a una vivienda digna por parte de todos, paridad en los sexos, supresión de impuestos abusivos, calidad en la Sanidad estatal.
Puede que me olvide de alguna condición, pero entre las que he citado están muchas muy importantes.
Ahora resta que nuestros dirigentes amen al país y se entreguen a él verdaderamente. Y que nos animen y nos inciten a arrimar nuestro hombro a cada uno de nosotros. La cosecha dependerá del amor que demos a España.
© Antonio Ángel Usábel, febrero de 2019.

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