“Con la edad, los ojos ven más lejos, no en la distancia, pero sí en el tiempo.” (aausábel, 2017)

“Con la edad, los ojos ven más lejos, no en la distancia, pero sí en el tiempo.” (aausábel, 2017)

En este país...

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viernes, 19 de octubre de 2012

O Sister!


“La lluvia que cae en Sevilla es una pura maravilla”… Y este sexteto que viene de allí lo es también. Helena Amado, soprano; Paula Padilla, alto; Marcos Padilla, tenor; Matías Comino, arreglista y guitarra; Camilo Bosso, contrabajo; Pablo Cabra, batería y percusionista. O Sister! recupera del olvido, y en España (doble mérito), lo mejor del blues y del jazz norteamericano de entre 1900 y 1940 aproximadamente. Y lo hace imitando los difíciles artificios vocálicos y nasales de las hermanas Boswell, un trío de blancas de Nueva Orleáns que adoptó el ritmo de la gente de color, volviéndolo propio. Las Boswell Sisters está considerado, aún hoy, como el mejor grupo vocal de jazz de la Historia. El dominio de Connee (o Connie), Helvetia y Martha abarcó once años, de 1925 a 1936. Empezaron siendo solo un trío musical, con violín, banjo, cello, guitarra y piano. Pero pronto arrancaron con toda su fuerza y despegaron sus cuerdas vocales, que sustituyeron a los instrumentos en la modulación de las sincopadas melodías. A partir de 1930, sus discos se vendían como rosquillas calentitas y aparecieron en algunos filmes menores, junto a los hermanos Dorsey, Cab Calloway y Bing Crosby. A partir de 1937 únicamente Connee siguió en el negocio, ya que sus hermanas se retiraron para crear una familia. Las Andrews Sisters fueron imitadoras suyas y tomaron el relevo durante la II Guerra Mundial. La mismísima Ella Fitzgerald adoraba a las Boswell, porque, tal y como le sucedió después a Elvis Presley, eran blancas con voz de negras.

La técnica de las Boswell que sigue O Sister! pasa por imitar a los instrumentos con falsetes de las cuerdas vocales y de la nariz. La canción, además, debe ir rápida, con ritmo suelto, y el sonido vocálico parecerse mucho al que salía de una vieja radio de lámparas de principios del XX. Marcos Padilla, por ejemplo, pone voz de gramófono, aguda pero cadenciosa, como si la sordina la contuviera. Cantan los mismos temas de las Boswell, como Crazy People o Shout, Sister! (con que han bautizado sus CD’s de 2009 y 2012) y salen todos vestidos a la moda de los felices veinte. 
Hemos podido disfrutarlos en el Café Central de Madrid (Plaza del Ángel, 10) la semana del 10 al 16 de septiembre de este año. El jazz es pura re-creación, nunca se aborda la misma canción de igual forma. Y O Sister! re-creó para nosotros temas como Heebie Jeebies, Sentimental Gentleman From Georgia, Crazy People, Roll On, Mississippi, Roll On, Stardust, The Lullaby of Broadway, Shout, Sister, Shout!, Was That The Human Thing To Do?, Shuffle Off To Buffalo y Rainy Days, inacabada por Martha Boswell, y cedida gentilmente al grupo sevillano por la familia de la cantante.
En Estados Unidos hubo un grupo también preocupado por rescatar el estilo vocálico del jazz, del gospel y del swing. Nos referimos a The Manhattan Transfer, que también han podido servir de inspiración a O Sister! Las versiones del Tuxedo Junction, de Gloria, Java Jive y de Stomp of King Porter son realmente impactantes. Este cuarteto se formó en Nueva York, en 1969 y sigue exhalando vitalidad. Lo creó un taxista, un tal Tim Hauser. Un día se subió a su taxi una clienta, aspirante a vocalista, Laurel Massé; Tim le propuso la idea de formar un grupo y la reclutó al momento. Algunas semanas más tarde, en una fiesta, llegó de Brooklyn Janice Siegel, y en seguida Alan Paul. El propósito era recrear diversos estilos de la música popular norteamericana, desde el jazz al pop y el rock.

* * *

El jazz es una creación de la gente de color americana. En tiempos de la esclavitud, adaptaron a sus canciones de trabajo en la plantación la música sacra protestante de sus amos blancos, combinándola con el ritmo de la percusión africana, las marchas militares, las danzas y los lamentos hondos espirituales. Es un estilo muy vocalizado, que llega de dentro y apuesta por la improvisación. Aunque puede partir de un esbozo de partitura, el jazz verdadero re-crea la melodía, la vuelve única, una sola. Prefiere los acordes en séptima, desde doce hasta treinta y dos compases. Los acompañamientos habituales son de piano, contrabajo y batería, a veces ampliados a trompeta, clarinete, trombón y saxo.
Las primeras bandas de jazz se abrieron paso tocando en las calles de Nueva Orleáns, y eran versiones reducidas de las que tocaban en celebraciones y sepelios. Se arrancaban con improvisaciones colectivas, en las que la trompeta o corneta marcaba la pauta solista, y recibía el contrapunto del trombón y el clarinete. Los primeros nombres que destacaron fueron los de Buddy Olden (cornetista), Joe King Oliver y Louis Armstrong, quien encontró un día una corneta rota en un cubo de basura y empezó a ensayar con ella. Las primeras grabaciones, sin embargo, las hicieron blancos, como la Original Dixieland Jazz Band, en 1917. Cuando ese mismo año, se clausuró el Distrito de las luces rojas, que acogía los principales garitos de Nueva Orleáns, comenzó un seguro éxodo de músicos a Chicago y Kansas City.
Hacia 1925, Louis Armstrong propuso intensificar el instrumento solista, que se escuchara por separado, haciendo arreglos para evitar que fuera ahogado por los demás. Comenzaron a profesionalizarse las bandas, como las de Duke Ellington, Count Bassie y Benny Goodman.
El primer jazz cantado, el blues, tuvo a su primera dama en Bessie Smith (h. 1898-1937), que comenzó actuando junto a blancos que se tiznaban la cara para parecer negros. Realizó grabaciones en la década de 1920, pero su carrera se vio truncada cuando sufrió un accidente de coche y no fue atendida en un hospital para blancos.
A partir de 1940, las bandas negras de jazz complicaron los ritmos, para distinguirse del swing blanco, al que consideraban acaramelado. Así surgió el be-bop, la impronta angulosa de Charlie Parker, Lester Young y otros.

viernes, 12 de octubre de 2012

Ruy-Blas en el Central.


El Café Central (Plaza del Ángel, 10, Madrid) sigue celebrando sus treinta años de música ininterrumpida con la actuación en directo de Pedro Ruy-Blas (Madrid, 1949) y sus excepcionales talentos acompañantes: Luis Guerra (piano), Noah Shaye, de Georgia, USA (batería) y Reinier Elizarde “El Negrón”, con su 1,93 de estatura, al contrabajo.

Ruy-Blas fue una voz que destacó en los años setenta con canciones como A los que hirió el amor, y que interpretó, junto a Pablo Abraira, el musical Jesucristo Superstar. De hecho, alterna las veladas de jazz y música ligera con los musicales de Broadway.
Esta vez, en más de hora y media, ofrece un amplio repertorio de versiones jazzísticas de clásicos. Como su timbre de voz guarda cierto parecido con el de Tony Bennett, nada mejor que pedirle prestadas unas canciones, como Just in Time, If I Had You, o Maybe This Time (de Cabaret), joyitas que también volvieron suyas Frank Sinatra y Liza Minnelli. Ruy-Blas borda la última, la saborea y personifica: “Puede que ahora tenga suerte, puede que esta vez él se quede, que hoy el amor no huya…” If I Had You no es una balada muy escuchada, pero suena como un pequeño regalo del cielo. Fue compuesta en 1967 por Gordon Mills. En You Tube es posible escuchar una buena versión a cargo de Sarah Vaughan: “Podría olvidarme de mi pasado, dejar a mis colegas y no recordarlos; podría empezar una nueva vida, si yo te tuviera…”
De La jaula de las locas, Ruy-Blas –con giro de locaza frenética-- rescata la excelente I am What I am (‘Soy lo que soy’), otro guiño a Broadway.
A Harold Arlen y Johnny Mercer se debe ese bello lamento del solitario en el bar, a horas de cerrar, compuesto en 1943 para el musical El límite es el cielo, con Fred Astaire. Hablamos de One for My Baby (and One More for the Road). Pedro recupera para nosotros tan melancólica presencia. Como la música no se da gratis, cuando los artistas dejan de tocar nuestras melodías favoritas no debemos olvidarnos de pagarles (You Gotta Pay The Band, que cantó Abbey Lincoln). Y, por supuesto, no falta algún éxito pop de los sesenta más cercano, como el Black is Black, de Los Bravos, en barra libre de jazz. O  Dieciséis toneladas, que popularizó en español el recientemente desaparecido José Guardiola. Lamento reivindicativo del minero que cobra en engañosos vales para comprar en el almacén de la propia compañía contratante.
Por trece euros, una velada agradable, a buen ritmo y con acompañamiento musical de lujo: si Pedro abandonara la tarima y Luis Guerra y Noah Shaye siguieran tocando solos, la magia continuaría hipnotizando el local.

A Pedro Ruy-Blas hay que oírlo en directo, porque mete un repertorio de temas infinitamente mejor al de sus discos.
Para conocer más detalles de este cantante, ve a su página oficial.


 
* Café Central (Madrid): información y reservas, tel. 91-3694143, de 18 a 20h.

lunes, 8 de octubre de 2012

La verdad de "Libre".

A mi amigo Julio Ariño debo esta entrada. Nino Bravo siempre ha sido el cantante español que más he admirado, por su voz prodigiosa e inigualable y por la gran calidad y solera de sus melodías.
 
Yo desconocía el porqué de Libre (1972), uno de sus éxitos más rotundos. La canción se debe a Pablo Herrero y José Luis Armenteros y los arreglos a Juan Carlos Calderón, que fue amigo de mi padre en Santander. Aquí está su verdad, tal y como me la ha contado Julio:
 
La canción habla del primer alemán que murió intentando atravesar el muro de Berlín, el 17 de agosto de 1962.

Peter Fechter, un obrero de la construcción de 18 años, intentó huir junto con un amigo y compañero de trabajo, Helmut Kulbeik. Tenían pensado esconderse en el taller de un carpintero, cerca del muro, y, tras observar a los guardias de la "frontera" alejándose, saltar por una ventana hacia el llamado "corredor de la muerte", atravesarlo corriendo y saltar por el muro cerca del Checkpoint Charlie, a Berlín Oeste.

Hasta llegar al muro las cosas salieron bien, pero cuando se encontraban arriba, a punto ya de pasar al otro lado, los soldados les dieron el alto, y a continuación dispararon. Helmut tuvo suerte, Peter resultó alcanzado por varios disparos en la pelvis, cayó hacia atrás, y quedó tendido en el suelo en la "tierra de nadie", durante cincuenta angustiosos minutos, moribundo, desangrándose, a la vista de todos, y sin que nadie hiciera nada.

Gritó pidiendo auxilio, pero los soldados soviéticos que le habían disparado no se acercaron, y lo único que pudieron hacer los soldados americanos fue tirarle un botiquín, que no le sirvió de ayuda, ya que sus graves heridas internas le impedían moverse, y poco a poco fue perdiendo la consciencia. Durante casi una hora, los ciudadanos de ambos lados de Berlín contemplaron impotentes su agonía, gritando a los soldados de ambos lados para que le ayudasen.

Pero ambos bandos tenían miedo de que los del otro lado les disparasen, como había pasado en otras ocasiones anteriores; aunque ninguna en una circunstancia tan perentoria como esta y a las dos del mediodía, con tantos testigos presentes, incluyendo periodistas en el lado occidental.

Los soldados del lado oriental, zona a la que pertenecía en realidad la "tierra de nadie", tampoco le ayudaron, y no se acercaron hasta pasados 50 minutos, seguramente para que sirviera de ejemplo para cualquier otro que pensase huir.

(Aún así, entre 1961 y 1989 murieron más de 260 personas, sólo intentando cruzar el Muro; además de los que murieron al querer cruzar la frontera entre las dos Alemanias, y ya no hablemos de los que estuvieron en la cárcel por intentarlo, o por ayudar a otros).

Cuando por fin se acercaron los soldados de la RDA y se lo llevaron, los ciudadanos de ambos lados gritaron repetidamente "¡asesinos, asesinos!". En el lado occidental, se sucedieron las protestas y las manifestaciones los días siguientes, y los habitantes del Berlín Oeste comprendieron claramente lo difícil que sería para sus familiares y amigos del Berlín Este el intentar escapar. Asimismo, también se dieron cuenta, decepcionados, de que los soldados americanos, en pleno auge de la Guerra Fría, no harían nada para ayudarles en circunstancias similares. Fue un duro golpe para la esperanza de los berlineses.



"TIENE CASI VEINTE AÑOS y ya está
cansado de soñar;
pero TRAS LA FRONTERA está su hogar,
su mundo y SU CIUDAD.
Piensa que la ALAMBRADA sólo
es un trozo de metal
algo que nunca puede detener
sus ansias de volar.

Libre,
como el sol cuando amanece yo soy libre,
como el mar.
Libre,
como el ave que escapó de su PRISIÓN
y puede al fin volar.
Libre,
como el viento que recoge MI LAMENTO Y MI PESAR,
camino sin cesar,
detrás de la verdad,
y SABRÉ LO QUE ES AL FIN LA LIBERTAD.

Con su amor por bandera se marchó
cantando una canción;
marchaba tan feliz que NO ESCUCHÓ
LA VOZ QUE LE LLAMÓ.
Y TENDIDO EN EL SUELO SE QUEDÓ,
SONRIENDO Y SIN HABLAR;
SOBRE SU PECHO, FLORES CARMESÍ
BROTABAN SIN CESAR."
La canción, escrita diez años después de los hechos, recoge una historia y unas fotos que dieron la vuelta al mundo, y que todavía hoy son símbolo de la crueldad humana. En el lugar donde murió Peter Fechter, se levantó en 1990 un monumento. Ya en 1997, dos antiguos soldados de la RDA fueron juzgados, y admitieron haber disparado contra Peter Fechter. Se les declaró culpables, y fueron condenados a un año de cárcel. En el juicio el forense declaró que toda ayuda hubiera sido inútil, ya que la gravedad de las heridas le hubiera causado la muerte en cualquier caso. Pero es algo que nunca sabremos, ¿verdad?La canción es símbolo de todo el pueblo alemán que soñó con huir, ya que si Peter fue la primera víctima del muro, el último, Chris Gueffroy, en 1989, tenía, precisamente, veinte años...
* * *
BIOGRAFÍA DE NINO BRAVO: Nació el 3 de agosto de 1944 como Luis Manuel Ferri Llopis en Ayelo de Malferit (Valencia). De pequeño era un niño tímido y retraído, que estudió con los maristas y los salesianos. Buen estudiante, alternaba su formación con las tareas en la tienda de comestibles de su madre, hasta que se decidió que con solo quince años entrara a trabajar como aprendiz de joyero en Casa Amat. Luis Manuel se encargaba de pulir diamantes, sin sospechar que él mismo era un diamante en bruto.
Por entonces, ya comenzaba a cantar en tunas y rondallas y formó el trío "Los Hispánicos", con quienes interpretaba algunos temas de Cole Porter, The Platters y Domenico Modugno. Le llegó a Luis un contrato con Hispavox, que rechazó al ser una oferta individual, y no para todo el trío. En 1962, se sumó a un nuevo quinteto, "Los Superson", con quienes actuó en Benidorm. Luis Manuel hizo la mili obligatoria en Cartagena. En 1968, contactó con un promotor musical de Radio Popular de Valencia, y es en ese momento cuando Luis adopta el nombre de Nino, a secas, que a petición del representante se ampliaría a Nino Bravo, por la energía y altura de su voz.
En Madrid no tuvo suerte con RCA, pero llamó la atención de Manuel Alejandro y de José Mª Íñigo, y el domingo 16 de marzo de 1969 fue presentado junto a "Los Superson" en el Teatro Principal de Valencia. Ese mismo año graba su primer single, del que solo vende 600 copias y conoce en un pub a su futura esposa, Mª Amparo Martínez.
Merced a la mediación de José Meri y de Augusto Algueró, la suerte de Nino mejora en sus próximos tres singles. En 1970, Nino participa en el Festival de la Canción de Atenas y en el de Río de Janeiro. Realiza una gran gira promocional por toda Sudamérica, en donde también se vende su primer LP, y participa por primera vez en TVE, en el espacio Pasaporte a Dublín.
En 1971 se casa y vuelve a Hispanoamérica, para promocionarse de nuevo. De su segundo LP llegaban a venderse tres mil unidades diarias. En 1972, con los discos Un beso y una flor y Mi tierra, se convirtió en el líder indiscutible del panorama musical español. En enero de ese año nace Amparo, su primera hija. Nino planea crear una sala de conciertos para dar oportunidades a nuevos grupos y desea apadrinar a un dúo, "Humo".
Su última actuación en público tuvo lugar el 14 de marzo de 1973, en la sala Parador 73.
El 16 de abril de 1973, Nino viajaba de Valencia a Madrid por motivos profesionales. Iba acompañado del dúo "Humo" y de Miguel Diurni. Al cruzar por Villarrubio, en Tarancón, su coche sufrió un accidente. Nino murió con 28 años, a punto de firmar un contrato internacional para toda Europa y el mercado anglosajón.