“Con la edad, los ojos ven más lejos, no en la distancia, pero sí en el tiempo.” (aausábel, 2017)

“Con la edad, los ojos ven más lejos, no en la distancia, pero sí en el tiempo.” (aausábel, 2017)

En este país...

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sábado, 5 de enero de 2019

Navidad sin Reyes.


Una vez hice donación de material escolar y de dibujo a un centro de acogida tutelado por monjas.
Era un cinco de enero. Llevé yo una caja grande en un carrito. Lo había comprado todo con mucho amor, para llevar algo de alegría a esos niños sin familia o abandonados.

Las monjas no estaban. Se habían ido todas a celebrar Reyes con sus familias.

Me convidó a entrar una asistente mulata, dominicana. Muy amable conmigo, entretenía a tres niños con un parchís.

Me presentó a algunos niños. Un pequeño de unos cinco o seis años se me acercó y me preguntó si iba a ser yo su papá.

No supe qué responder. Por suerte llevaba preparados unos sobres de cromos y se los di.
Se entretuvo con ellos, pero me preguntó si iba a volver.

Yo tenía el corazón encogido, por lo mucho que me gustan los niños.

Luego hablé con una chica adolescente, de unos quince años, acogida allí. Me desengañó del asunto de la donación: las monjas no abrirían la caja ni repartirían el material. No. En vez de eso se lo quedarían ellas, hasta su antojo, como ya había sucedido antes con este tipo de cosas.

La niña aquella estaba muy desengañada con las religiosas. «La prueba es --me dijo-- que ninguna está aquí para pasar Reyes con nosotros».

Salí del hogar de acogida herido en lo más profundo, traicionado en mis propósitos, y muy dolido hacia la Santa Madre Iglesia.

Muy dolido hacia la Santa Madre Iglesia.

Aún resuena dentro de mí la reflexión del Padre jesuita Jean Télémond: “Hay algunos creyentes que son tan ignorantes del mundo real como ciertos incrédulos lo son del mundo de la Fe. «Dios es grande y terrible», dicen. Pero el mundo también es grande y terrible, y somos heréticos si lo ignoramos o lo negamos. Somos como los antiguos maniqueos que afirmaban que la materia es mala y la carne corrompida. Esto no es verdad. No es el mundo lo corrompido, ni la carne. Es la voluntad del hombre, desgarrada entre Dios y el yo. Este es el sentido de la Caída.” (Morris West, Las sandalias del pescador, 1963)

© Antonio Ángel Usábel, enero de 2019.

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