“Con la edad, los ojos ven más lejos, no en la distancia, pero sí en el tiempo.” (aausábel, 2017)

“Con la edad, los ojos ven más lejos, no en la distancia, pero sí en el tiempo.” (aausábel, 2017)

En este país...

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domingo, 6 de diciembre de 2015

Brumas y tinieblas de la Comunidad Sumergida.


La poesía de Eduardo Bravo es el intento de sobrevivir en una ciudad gris. La certidumbre post existencialista de que no existe la buena compañía. Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, contaba con la baza de la esperanza en lo trascendente, para quitarse las espinas y las miserias de lo inmanente: el Buen Amor de Dios frente al loco amor, aquel amor falso y traicionero, el sesgo banal  de un centauro perdido, o del que oye cantos de sirena. Pero Bravo no entra en distinciones: “Soy poeta / y no creo en el amor” (Soledad).

Eduardo acaba de publicar Mientras tanto (mayo de 2015), su segundo libro de poemas, que me ha hecho el honor de regalarme. Un libro regalado por su autor es siempre un bien preciado; y si es de poesía, un tesoro. Veintiséis poemas y nueve relatos cortos. De entre todos los poemas, hay uno –hermosamente preclaro y terrible-- que vaticina el todo (que es a veces nada, pues la nada lo era todo). No lleva título. Succiona al lector hasta el desagüe: “…vi / una gran alcantarilla / por mundo.” Paisaje urbano entre tinieblas, el cavilar del hormigón azulado, frío, vacuo, perecedero, traicionero, déspota. Sin embargo, nos hacemos a ello, congeniamos con la sordidez áspera del lodazal y la humillación de la servidumbre humana. Inclinamos la cerviz aunque el corazón te lleve. Y viene la declaración delirante, el enrevesado oxímoron: “Lo triste, / lo alegre / es que me siento a gusto. / Me he convertido en rata.” (pág. 22)

Cuando se duda de semejante alienación, se tiende a buscar amparo en los amigos poetas. La animalización cosifica, retira al hombre el tiento social, lo enmudece, lo ensordece, lo aísla, lo hace náufrago de la Naturaleza. Es, efectivamente, la misantropía forzada y forzosa una puta triste, acurrucada, “sin chispa”. Entra Bravo, con coraje, en el callejón de las almas perdidas: “…mi duro pasado, / por la calle del olvido.” (¿Tributo a Los Secretos?)Entonces invoca a un perfil en sombra: “Solo contigo soportaré la muerte”. ¿Esperanza –como la de Antonio Machado—con forma de mujer? “Eres un animal humano que me fascina; / me hechiza” (Saber tu nombre, pág. 17) ¿O demonio becqueriano, volatinero, que nunca llega a concretarse? ¿Cree, de verdad, Eduardo en esa Fuerza del Amor que endereza el mundo, en ese canto con sordina de la última estrofa? No saboreamos el Amor en este libro. Lo contrario, sí. No nos llega el Cántico, sino el Clamor. El grito de Munch. Solo el aterrado grito de Munch. Este es el diario de una etapa sin matices. Sincero, crudo, nada edulcorado. Un paseo nudista por las brumas y tinieblas de nuestras comunidades sumergidas.

De los relatos, emergen dos, aparte del entrañable “Los jugadores de ajedrez” (que podría haber rodado Antonio Mercero con Manuel Alexandre). Nos referimos a “Cruzar la vía” y “El tatuaje” (págs. 53-54). Para encontrar esa pizca, brizna de amor hay que cruzar la vía; arriesgar y torcer tu rumbo de paseante solitario; ser menos barojiano. Acaso así lleves contigo el tatuaje, el que lleva el nombre de mujer.
“Ella me quiso y me ha olvidado,
en cambio, yo, no la olvidé
y para siempre voy marcado
con este nombre de mujer.”
(Xandro Valerio y Rafael de León)
Bravo sigue apostando por la intensidad epigramática de la estrofa breve, como ya hiciera en Ensayo de una vocación (2011). Pero mientras que aquel primer volumen nacía de una larga y acertada maduración de las composiciones, este segundo podría haber aguardado mejores momentos. El libro hubiera ganado, posiblemente, en abanico de sugerencias. En solidez y poder de dicción, y de evocación. Las prisas por publicar no son buenas: antes los hijos han de permanecer muchos años con el padre y la madre, y superar su adolescencia, para enfrentarse con tino al mundo, que los ha de poner a prueba.
© Antonio Ángel Usábel, diciembre de 2015.
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--BRAVO, Eduardo, Mientras tanto, Barcelona, mayo de 2015, ISBN: 978-84-606-8299-8, D.L. B-11768-2015
--BRAVO, Eduardo, Ensayo de una vocación, Granada, Ediciones Dauro, 2011, Libros Dauro, nº 143; ISBN: 978-84-96677-40-1; D.L. SE-5168-2011

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