Odontóloga de formación (y espera
que, también, de profesión), Catalina
Tejada tiene muchos valores ocultos. Es una poetisa peculiar, muy personal,
disforme y renovadora en su uniformidad, que canta siempre el mismo verso, pero
con distinta agua. Compone cuadernos de poesía que de vez en cuando,
tímidamente, deja atisbar a los amigos en algún recital. Enamorada del cine, de
ese eterno clasicismo antiguo y moderno, también ha escrito alguna pequeña
crítica y formado varios álbumes de recortes y singularidades relacionadas con
ese mundillo del Séptimo Arte. Es una mujer muy culta, de conversación
despierta, agradable e inteligente, que sabe siempre hacia dónde camina.
Pero Catalina ha nacido, además,
con una voz prodigiosa que ha sabido cuidar y educar con acierto. Integrante
del Coro Villa de Las Rozas –uno de los más meritorios de España--, se ha asociado
a su amigo Fredi –guitarrista y
vocalista—para lanzarse al ruedo de la música ligera en concierto: blues, jazz,
boleros… Un tono cálido, suave, comedido, inspirado. Una balada permanente, mas
nunca monótona ni monócroma. Una vibración mágica, de enredadera, de las que
apetece seguir escuchando en todo momento, porque posee ese sabor a ti, Cata, tan ingrávido y gentil, a la vez
quieto y en marcha.
El pasado sábado, 10 de mayo de
2014, Cata y Fredi ofrecieron un
concierto, casi inaugural para ellos, en la acogedora sala Segundo Jazz Club (C/ Comandante Zorita, 8, 28020 Madrid). Más de
hora y media de gozosa y pasmosa entrega en directo, que incorporaba temas de
Pasión Vega (la “otra pasión” particular de esta artista novel), Armando
Manzanero, Joan Manuel Serrat, Toni Zenet, Paul Simon, Beyoncé, Avril Lavigne, Anna
Kendrick, Brewer y Shipley, y otros afamados astros de la canción. Canción
hispana, música ligera, zamba, bolero, blues, nada desperdiga esta joven
promesa madrileña, quien ojalá tenga suerte en este proceloso océano rítmico.
Nosotros la animamos a persistir,
si es preciso hasta que el viento del desierto barra todas las dunas del Sahara y las mude de
estado y de sitio.
Catalina Tejada es el manantial
que quiere oír su voz. Démonos todos ese capricho imperecedero.
© Antonio Ángel Usábel, junio de 2014.
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