“Con la edad, los ojos ven más lejos, no en la distancia, pero sí en el tiempo.” (aausábel, 2017)

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En este país...

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sábado, 1 de marzo de 2014

El hombre que puso voz a una guitarra.


“Nada más tierno que irse
bajo el sol
en una playa.
Despedirse
jugando con el viento
y con el agua.
Quedarse inerte en la arena
la mano que rasgaba
la guitarra.
Esa mano virtuosa,
esa mano única,
imperiosa, disciplinada:
--La izquierda piensa
y la derecha ejecuta.
Se ha muerto la mano
de Francisco Sánchez.
La guitarra española
ha quedado viuda:
ha perdido
la rotundidad de la palabra.”
(A la Gloria y Arte de Paco de Lucía,
español universal, fallecido
en Cancún, el 26 de febrero de 2014,
© Antonio Ángel Usábel).
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Estaba jugando con sus dos hijos en una playa de Cancún (México) cuando notó que se le iban las fuerzas. Ningún modo más generoso de morir. Tuvo tiempo de alcanzar un hospital, pero ya era tarde para poder hacer nada. Paco de Lucía, Francisco Sánchez Gómes (Algeciras, 1947) ha muerto a los sesenta y seis años, el 26 de febrero de 2014. “Nuestra convicción de que Paco vivió como quiso y murió jugando con sus hijos al lado del mar”, ha declarado su familia.

 
Al parecer, según detalla el diario ABC, estaba jugando al fútbol con su hijo Diego, de siete años, en la playa del Carmen, mientras aguardaba la llegada de un amigo, cuando de repente sintió un frío extraño en la garganta. Empeoró al dirigirse al hospital en el coche de su mujer Gabriela. Consiguió entrar andando en urgencias del hospital de Yucatán, pero al recostarse en una camilla perdió el conocimiento y ya no lo recuperó. Había sufrido una parada cardiorrespiratoria masiva.
Hacía veinte días que Paco de Lucía había abandonado el tabaco (fumaba dos cajetillas diarias) y se había puesto a hacer algo de deporte. Acaso estos cambios, aparentemente beneficiosos, no lo hayan sido tanto para su salud. Veintisiete días antes, el 30 de enero de este mismo año, fallecía también su amigo y admirador, el poeta, guitarrista y flamencólogo Félix Grande.
Ha sido el guitarrista más entregado y disciplinado, el más perfecto, quien ha sabido encumbrar la guitarra española al ducado del violín y del piano. Su instrumento macho, obra de los hermanos Conde, volvía rotundos tanto los graves como los agudos. Utilizaba, preferentemente, una Felipe Conde 28, una guitarra de conciertos de pino abeto alemán, dotada de gran sonoridad. Paco de Lucía ha hecho cantar a su guitarra con voz de clavel varonil. Se ha impuesto por la seguridad de sus falsetas y la pulcritud verdaderamente maestra del punteado. Ha logrado la absoluta perfección en su arte. Caballero de Gracia de la tradición flamenca y embajador de la originalidad y la innovación, su estilo es irrepetible.
Paquito, el hijo de Luzia Gomes, el menor de cinco hermanos, se crio en el número 8 de la calle de San Francisco de Algeciras. Su padre, Antonio Sánchez, tocaba en las fiestas, y había conseguido que su hijo mayor, Ramón, sacara su mismo arte. La escuela del Niño Ricardo (Manuel Serrapí Sánchez, 1904-1972) fue fuelle y fragua para aquella familia de músicos. Entre padre y primogénito favorecieron la entrega disciplinada del jovencísimo Francisco, a quien acostumbraron a ensayar hasta el infinito con una moneda en la base del dedo pulgar, que nunca debía caer al suelo. Desde los seis años, hasta los catorce –edad de su debut oficial, acompañando a su otro hermano Pepe, cantaor, como “Los Chiquitos de Algeciras”—tuvo tiempo de redondear su manera. En 1967, con veinte años, se abrió camino como solista, pero alternando sus conciertos de virtuoso con el acompañamiento de Camarón de la Isla, con quien grabó doce álbumes del mejor flamenco. Enrique Montoya ha tenido también la suerte de ser secundado por él en varias grabaciones (Guadalquivir, Nana del árbol…) Fue un tema totalmente improvisado para el álbum Fuente y caudal (1973), “Entre dos aguas”, donde metía elementos de percusión de aire caribeño (un bajo y un bongo), el que le lanzó a la fama en España, al ser incorporado al repertorio de las discotecas.

En 1975 se subió al escenario del Teatro Real de Madrid. Era la primera vez que una guitarra flamenca se escuchaba en tan selecto espacio. Un año después, lo emulaba Manolo Sanlúcar, otro grande del mismo instrumento.
Paco de Lucía era un aplicado estudioso autodidacta de la armonía; por eso, se acercó a otros ritmos, como el jazz, la rumba, la salsa o el mambo… No le asustaba lo clásico, a lo que, sin importunar, daba nuevos giros: ahí está su versión del Concierto de Aranjuez (1991), que se le atragantó a Narciso Yepes. El jazz era una posibilidad de universalizar su talento, cosa que hizo en la década de 1980, al unirse a los guitarristas John McLaughlin y Al Di Meola.
Manolo Sanlúcar acaba de certificar: “Paco fue inmenso, un portento… Ha sido y será siempre el más significativo guitarrista flamenco de la historia”. Perfeccionista hasta el límite, rara vez quedaba verdaderamente satisfecho con una grabación.

Paco de Lucía estaba orgulloso de haber enaltecido la música de su tierra, “un flamenco muy maltratado”, y de hacerlo con su dulce martirio de guitarra. Cuando subía a un escenario, sabía que había que darlo todo, con brillantez, con una precisión técnica absoluta. No era vanidoso y vivía el arte por el arte: “Yo con tener tres chándales colgados en mi armario no necesito más”. Le preocupaba la desunión de los españoles, el peligro de desmembramiento de la nación “más antigua de Europa”. De eso culpaba a las ambiciones de los politiquillos: “Ponlo en letra grande: ¡Cabrones de los políticos!”

Se ha ido el más entregado guitarrista flamenco y, probablemente incluso, de música ligera, como demuestran los trabajos grabados en 1969 junto a su hermano Ramón de Algeciras: Tango de la rosa, Celos, Los pescadores de perlas, La luna sobre las ruinas del castillo, Qué será será… (en 12 hits para 2 guitarras flamencas y orquesta de cuerda). Paco de Lucía estaba a tan inmensa altura como los guitarristas clásicos Narciso Yepes, Joaquín Rodrigo y el venezolano Alirio Díaz.
Descanse en paz el maestro.

© Antonio Ángel Usábel, febrero de 2014.
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1 comentario:

  1. Gracias por el artículo.
    Larga memoria a Paco de Lucía.

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