El diario El Mundo publicó el jueves, 10 de mayo de 2012, una información sobre la última teoría acerca de la identidad real del mítico asesino de 1888. Si hubo sospechas que depositaron la culpa en el médico personal de la reina Victoria, John Williams, ahora se piensa que pudo ser su mujer, Lizzie Williams, la autora de la oleada de asesinatos, por despecho amoroso contra Mary Jean Kelly, una de las víctimas, con quien su marido mantenía una aventura.
Repasemos los datos objetivos: el asesino debía tener conocimientos médicos, por la precisión de las amputaciones. Lizzie era esposa de médico; la familia de esta señora atravesaba por serias dificultades económicas, lo que la hacía a ella económicamente dependiente de su marido; John Williams intimó con Mary Kelly, asesinada por el destripador; en la escena de su martirio, hubo ropa femenina que no le pertenecía (capa, falda y sombrero) que fue quemada en la chimenea; cerca de otra de las asesinadas, Catherine Eddowes, aparecieron tres botoncitos de bota de mujer; los efectos personales de Annie Chapman fueron depositados a los pies del cuerpo de una forma esmerada y ordenada; Lizzie Williams, la ahora sospechosa, era estéril y a tres de las prostitutas muertas el criminal les había extirpado el útero y los genitales.
Repasemos los datos objetivos: el asesino debía tener conocimientos médicos, por la precisión de las amputaciones. Lizzie era esposa de médico; la familia de esta señora atravesaba por serias dificultades económicas, lo que la hacía a ella económicamente dependiente de su marido; John Williams intimó con Mary Kelly, asesinada por el destripador; en la escena de su martirio, hubo ropa femenina que no le pertenecía (capa, falda y sombrero) que fue quemada en la chimenea; cerca de otra de las asesinadas, Catherine Eddowes, aparecieron tres botoncitos de bota de mujer; los efectos personales de Annie Chapman fueron depositados a los pies del cuerpo de una forma esmerada y ordenada; Lizzie Williams, la ahora sospechosa, era estéril y a tres de las prostitutas muertas el criminal les había extirpado el útero y los genitales.
En 2006, se tomaron muestras de restos deteriorados de ADN de los sellos y pegamento de las misivas presuntamente enviadas por el Destripador a la policía inglesa. Ese ADN tenía visos de pertenecer a una mujer.
Una mujer pudo moverse por las calles de esos barrios oscuros sin despertar sospechas: pudo disfrazarse de buscona y confundirse así con sus propias víctimas. Además, por el hecho de ser mujer, se acercaría a ellas sin despertar desconfianza. Se hablaba de "Jack el Destripador", un hombre, no de una mujer. La violencia de los crímenes parecía señalar a un hombre fuertemente transtornado, un psicópata. Nadie pensaría en una criminal psicótica. La coartada perfecta.
Tras las misteriosas muertes de 1888, Lizzie Williams sufrió un severo ataque de nervios. Una coincidencia inoportuna. Sin embargo, alguien que demuestra ese cálculo y esa frialdad en el modo de matar, ¿enferma de ansiedad así como así? Difícilmente. Lizzie murió de cáncer en 1912, el año del hundimiento del Titanic. Jamás fue interrogada por nadie.
[Para conocer más datos: John Morris, Jack The Ripper: The Hand of a Woman, Ed. Seren Books].
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