“Con la edad, los ojos ven más lejos, no en la distancia, pero sí en el tiempo.” (aausábel, 2017)

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En este país...

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martes, 17 de mayo de 2011

Olas pindias.


Hablar de mi primo Pachi Rivero Usábel es abordar ya una leyenda viva de la navegación a vela en España. Durante años, ha sido el mejor proa con que ha contado la categoría de "maxis" de competición. Se curtió primero haciendo el servicio militar con la marina, y después navegando en la bahía de Palma junto a la familia real. Sin embargo, su historia es la de un sencillo chico de puerto, al que no le gustaba estudiar, que pronto se sintió atraído por el surf, y más tarde por los veleros. Con diecisiete años, abandonó su Santander natal para abrirse camino por sus propios medios en tan complicado mundo. Marchó solo a Palma de Mallorca. Nunca pidió ayuda a nadie, y supo vadearse y tirar para adelante por su cuenta y riesgo. El universo de la vela de competición exige inversión de capital. Él no lo ha tenido. Pero sí tesón y talento, gracia y "duende", espíritu de entrega y de camaradería, y una SIMPATÍA a raudales --como las cataratas de Iguazú-- que le acompaña a todas partes. Siempre ha sabido poner al mal tiempo buena cara, y ha conseguido transformar lo adverso en viento propicio y seguro.


Cada vez que prepara una regata de alta competición, pasa por la ardua tarea de encontrar financiación. Un padrino comercial que ponga el dinero, como en la Fórmula Uno. Y no es difícil que las empresas --incluso las mejores del país-- se echen atrás y decidan, al final, no participar. Un casco de un velero de regata puede llegar a costar seis o siete millones de euros, y eso sin aparejo ni equipación. El precio total de un barco equipado asciende, por lo general, a diez millones de euros (si es de segunda mano y no ha sido diseñado nuevo a propósito). Un "juguete" muy caro, que hay que cuidar con ternura y que luego hay que devolver, para procurar recuperar lo invertido, en las mejores condiciones posibles. Por eso, en una regata, al paso de Hornos, el Cabo de los cabos, por ejemplo, se va con el alma en vilo, no vaya a quebrar un palo, o a lo peor, el casco mismo. Vientos de entre treinta y treinta y cinco nudos, cuando lo normal es no superar los quince. Y olas muy "pindias", como dice Pachi, o también, "pendias", recurriendo a un calificativo muy montañés, presente en Peñas arriba, de Pereda. Es decir, olas con gran inclinación o desnivel.

¿Capricho de "gente bien"? ¿Orgullo de Beautiful People que vive en Serrano y veranea en Mallorca o en Puerto Banús? En parte, sí. Porque la vela de competición mueve a personas de dinero. Es "otro nivel" social y sociológico; otro lenguaje, al margen de la calle y del interior. "Miradme, que pasa el mar", como retaba Alberti. Pero también ese recuerdo y homenaje vivo a los viejos marinos, a los Hombres de la Mar, como los quería Baroja en Las inquietudes de Shanti Andía, siempre con el viento en las velas, firmes y seguros de sí mismos, en comunión directa con las olas del océano bravío, para envidia nuestra, de los que nunca hemos pisado un velero por miedo a marearnos, pero admiramos la soltura de los especialistas en ello. ¡Que viva siempre ese tipo de navegación, con la proa rebasando la mar rizada! Desafiando las tormentas y los cabos, con su abrazo de dos mares. La belleza del mar le pertenece.


* * *

Pachi Rivero y Toño Piris han conseguido el tercer puesto en la Barcelona World Race 2010-2011, al mando del Renault ZE. Tres meses y una semana de navegación sin escalas; más de veinticinco mil millas marinas, con salida y llegada en el puerto de Barcelona.

Ambos son santanderinos y amigos desde los años mozos. Comparten la misma pasión por la competición a vela, junto a otros camaradas suyos, como Pichu Torcida. Pachi, además, lleva la bendición de un buen amigo, que lo quiere y reza todos los días por él, el párroco de la iglesia del Barrio Pesquero de Santander, P. Alberto Pico.

Del entendido reportero Coli Terry, tomamos la siguiente declaración: "Pachi Rivero y Toño Piris, con su Renault, han dejado claro que la experiencia es la madre de la ciencia y la primera vuelta al mundo de Pachi ha sido vital para conseguir este podio que sabe a gloria. Supieron sobreponerse a una errónea puesta a punto del barco (lastre a popa) que les condicionó en las débiles condiciones de viento en la salida. Dos o tres errores tácticos cometidos en su afán de recuperar como fuese, vinieron a complicar más la ya de por sí complicada situación. Pero una impresionante recuperación desde la mitad del Atlántico y la no parada en Wellington le otorgaron el tercer puesto." (ABC de la Vela, nº 61, abril de 2011, pág. 4).

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