Vamos a hablar de Ordeland, el tétrico y áspero escenario donde se desarrolla Futuro incierto, la primera novela de Ángel Redruello Alcalde. Un libro, de momento, realmente difícil de poder encontrar, ya que la iniciativa de publicarlo ha partido del propio autor, y el ejemplar carece de datos editoriales.
Futuro incierto es una distopía que, en su ambientación, sigue 1984, de George Orwell: una sociedad sometida por un partido único, que controla a sus ciudadanos desde grandes edificios aislados, estructuras gigantes que rememoran las de las dictaduras europeas de la década de 1930. El protagonista se llama Robert Krebs, y es un funcionario del represor Ministerio de Seguridad. Es un hombre soltero y solitario, que trabaja con ordenadores que filtran información sobre personas. Su vida se limita a ir de casa al Ministerio, y del Ministerio a casa. Las conversaciones que mantiene con sus congéneres resultan inexistentes o anodinas. Se vive para el instrumento de control, una gran computadora llamada “Madre” (un elocuente guiño al Alien original de 1979). Nadie puede confiar en nadie, so pena de ser delatado como “conspirador” y ser eliminado. Cada trabajador parece ser un simple engranaje de un sistema inmenso donde todo encaja a la perfección.
Un día, Robert conoce a una bella mujer, Magda, cuyo marido, Axel Roth, ha sido acusado de traición por el Partido. Le pide ayuda, y este decide que intervenga un amigo suyo abogado. El juicio que se celebra es una gran pantomima, y los protagonistas deben buscar alternativas para salvarle el cuello al infortunado Axel. A partir de ese momento, la acción despega como un Concorde; se vuelve trepidante, con unos giros y localizaciones que rememoran el cine negro de la década de 1940, como La dama de Shanghái (1947). Hay buen pulso narrativo y la historia está bien contada. Se ve que su autor es un enamorado de Hemingway, a quien dedica un rendido homenaje en ciertos momentos del relato.
Por la trama (situada en el año 2050) se deslizan referencias a acontecimientos recientes de alcance mundial, lo que actualiza y aproxima la historia al momento de los lectores. El uso programable de las cadenas de ADN estaría entre ellos. El clima de amenaza parpadea en secuencias milimétricas de animación sugerente, como cuando Robert, “absorto en sus pensamientos, casi no notó los ojos luminosos del convoy que amenazaban con engullirlo de un momento a otro” (pág. 21). Hay reflexiones trascendentes, signo del mal de toda civilización depauperada, como comparar el protagonista a los animales del zoo con las personas, en cierto modo muchas igualmente “desactivadas” en cuanto a su potencial, alienadas y reducidas a una pírrica apariencia (v. pág. 158).
La novela de Ángel Redruello es un buen ejercicio inicial de destreza narrativa, quizá menos argumental, por su deuda expresa con ciertos antecedentes fílmicos y literarios. Recuerda, también, a las añejas novelas de las colecciones populares de quiosco, que hicieron las delicias de muchos lectores en las décadas de 1960 y 1970, especialmente. Una narrativa no mala, sino muy digna en cuanto a imaginación y entretenimiento se refiere. Sin duda, esta novela de Futuro incierto hubiera encontrado una merecidísima acogida en sus abultados catálogos efímeros. Es un tipo de literatura que hoy se echa de menos, desplazada por los grandes negocios editoriales, y el cambio de rumbo en los intereses del público.
A pesar de presentar algunos errores de puntuación (siempre enmendables), esta novela debería llamar la atención de, al menos, alguna editorial mediana y servir de rampa de despegue a un autor que puede ofrecernos, en el futuro incierto de nuestra especie humana, estimables y dignas sorpresas ficcionales.
© Antonio Ángel Usábel, septiembre de 2024.
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Ángel Redruello Alcalde es licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad Autónoma de Madrid, en la especialidad de Bioquímica y Biología Molecular. Funcionario de Carrera, imparte la enseñanza de Tecnología a alumnos de Educación Secundaria.