LEO ZELADA es una de las pocas personas que mantienen despierta la inquietud por una cultura viva, actual, popular, libre, democrática y abierta, alejada de los cánones académicos establecidos, pero no reñida necesariamente con ellos. Desde que desembarcó hace varios años en Madrid, no ha cesado de incentivar las propuestas literarias (en particular, a través de su sello, Lord Byron Ediciones), y de ceder la palabra a los poetas y poetisas noveles que mueven las noches de la capital. Su centro de operaciones se reparte por diversos locales del barrio de Malasaña y de Tribunal, tales como el tugurio conocido como Bukowski, el Café de Manuela, El bandido doblemente armado, y, especialmente, Los diablos azules (C/ Apodaca, 8). Es este un delicioso local, pequeño, coqueto, bien servido, con suave ambientación musical basada en el blues, el soul y el jazz, que cada martes, a las nueve y media de la noche, cede su tarima para quien desee leer en público sus textos. Una maravillosa iniciativa que propicia el acercamiento de la cultura a todos de una manera espontánea, y que todo el que lo desee pueda contribuir a esa cultura con sus creaciones. Lo cual facilita el conocimiento y transmisión de la Literatura inédita de los blogs, de las páginas web, de las autoediciones y las revistas modestas. Es decir, todo lo que no encuentra cabida y difusión fácil en las medianas y grandes firmas editoriales. Es “la otra Cultura”, la otra cara de la moneda, y no la “subcultura” contemplada como simple “subversión”. Porque todos deben tener voz y voto, y no solamente unos pocos escogidos.
Desde aquí aplaudo y agradezco a Leo Zelada por su propuesta, y lo animo a que nos siga alentando y sorprendiendo.
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El pasado viernes, 30 de diciembre de 2011 , tuvo lugar en Los diablos azules un recital de poetas y poetisas del grupo Exiles. Este es un resumen de lo escuchado allí:
Juan Luis Pérez Montoya nos deleitó y admiró con su “De Viracocha a vinchuca”, un poema construido con aliteraciones conseguidas a partir de la lengua quechua. Como él mismo explica, Viracocha era el dios hijo del Sol entre los incas. Con este sobrenombre bautizaron también los peruanos a los primeros conquistadores españoles, creyéndoles dioses. La vinchuca es un insecto parasitario nocturno que propaga el mal de Chagas, especialmente entre los niños:
Carlos Guerrero Jiménez previene en “Hogar, dulce hogar” de las maldades del mundo, de la verdad de cada mentira, en un canto rabioso y desconsolado expandido hacia el abismo de la Nada. En cierto modo, recuerda a los dolidos tangos “Yira… Yira” y “Cambalache”, de Enrique Santos Discépolo:
Y, por último, Leo Zelada, de memoria, con los ojos cerrados, evocó su primer gran poema, escrito a los diecinueve años, en una espléndida y sentida recitación:
Como me hubiera gustado haber participado, estar alli, compartir con vosotros, ser eco de vuestras voces, amigos mios... Gracias Antonio por compartir este material grabado, enlazado con fotos del momento y de otras ocasiones, ratos compartidos, espero reunirme a vosotros printo. De momento, estoy anclada en Sevilla donde empiezo a trabajar como profe esta semana.
ResponderEliminarDesde Madrid te envío mi grato recuerdo y un cariñoso abrazo. Falta una de las mejores voces críticas de la tertulia de Exiles, una gran profesional y amiga nuestra.
EliminarQue tu estancia y trabajo docente en Sevilla te sean fructíferos y que tengas oportunidad nueva de visitarnos y de disfrutar la literatura de los buenos momentos con nosotros.