“Con la edad, los ojos ven más lejos, no en la distancia, pero sí en el tiempo.” (aausábel, 2017)

“Con la edad, los ojos ven más lejos, no en la distancia, pero sí en el tiempo.” (aausábel, 2017)

En este país...

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domingo, 24 de mayo de 2015

Lope, grande y golfo.


Finaliza en estos días la oportunidad de ver, en el Teatro Español de Madrid, la magnífica adaptación de un Lope recuperado, la comedia urbana Mujeres y criados, cuatro siglos desaparecida, y ahora rescatada del manuscrito 16915 de nuestra Biblioteca Nacional. Se conserva en una copia del empresario teatral Pedro de Valdés, fechada en Barcelona, el 8 de diciembre de 1631, día de Nuestra Señora de la Concepción. El manuscrito fue propiedad del Duque de Osuna e Infantado. El tal Valdés estrenaría la pieza en 1614 o 1615, pues pertenecía a su repertorio documentado. En aquel tiempo, los “autores” de las comedias eran los empresarios que las representaban, quienes simplemente compraban el texto autógrafo original al poeta dramaturgo correspondiente. Lope vendía su manuscrito al “autor”, cobraba una cantidad fija estipulada, y no se hacía cargo de más. Los beneficios de explotación de la obra no le atañían, ni se recibían derechos escenográficos o de impresión. Es así que, por doquier, aparecían pirateadas sus comedias, por medio de copias no contrastadas, o bien incluso plagiadas, fiadas a la mente de los avispados “memorillas”, que acudían a los estrenos y eran versados en dictar luego la obra entera a un copista. Los circunstanciales emolumentos obligaban a los comediógrafos a estar en permanente activo, pues obra vendida, obra perdida.


El texto de Mujeres y criados se debe a la caligrafía de Valdés, que se ve que, diecisiete años después del estreno, seguía viendo sus posibilidades de éxito. Es una copia completa, de la cual se hacían luego extractos de personajes que se les repartían a los actores. De este modo, cada uno recibía solo su papel, con los finales de los parlamentos ajenos; así se ahorraban costes y se evitaba el plagio fácil.
Pertenece a una etapa muy fértil en la producción del Fénix. En 1613, había escrito La dama boba y El perro del hortelano, para su actriz y amante Jerónima de Burgos. En Mujeres y criados, como en El perro… (verdadera joya y obra principal), aparece un secretario de nombre Teodoro. Son los años también de Peribáñez y de Fuenteovejuna. Pero tiempos muy azarosos en la vida de Lope, quien siempre pensó que un cielo en un infierno cabe. Como escribe a su protector y cómplice amigo de francachelas, el Duque de Sessa, “sepa que en llegando a la verdad de ser hombres, hay muchas partes en nosotros en que convenimos y aun con los animales; que solo en lo esencial del alma, con los ángeles”. No se puede hacer más humana confesión. Lope iba para cura, pero se tropezaron con él los líos de faldas, y los hábitos –que no hacen al monje—tardaron en llegar.


En agosto de 1605, había conocido el Fénix, en Madrid, a un príncipe-diablo, don Luis Fernández de Córdoba y Aragón, Duque de Sessa y de Baena y almirante de Nápoles. El duque, joven, era un mujeriego empedernido aspirante a poeta. Admiraba el arte e ingenio del Fénix, y le nombró su secretario y confidente. Con él compartió los favores de algunas mujeres de la farándula, como la cómica Jerónima, que iba con estrepitosa facilidad de la alcoba del duque a la cama de Lope. Si Lope tenía algún nuevo amor oficial, el duque le prestaba el coche, para pasearlo por Madrid. Los cargos de conciencia del Fénix debieron de ser tales que, el 12 de marzo de 1614, en Toledo, comienza su ordenación sacerdotal, que completa el 29 de mayo en Madrid, al cantar su primera misa. Eso sí, en Toledo se hospeda en casa de Jerónima, “la señora Gerarda”, madrina de su hijo Lope Félix –bautizado en febrero de 1607, habido con Micaela Luján, actriz concubina suya desde 1598--;  ante su vista se afeita el bigote y se hace la tonsura. Sin ninguna complicación, se había acostado con Jerónima la noche pasada. Tampoco, sin asomo de problema, viene siendo Familiar del Santo Oficio (o Inquisición) desde, por lo menos, 1608. Contradicciones de un mundo en apariencia.
Sin embargo, Lope también vivió los sinsabores de la drástica desgracia: con siete años de edad, se le muere su querido hijo legítimo Carlos Félix, tenido con su sufrida esposa Juana Guardo, quien a su vez se cansa de respirar el 13 de agosto de 1613, como consecuencia del alumbramiento de una niña, Feliciana. En 1615, Lope se enamora de Marta de Nevares Santoyo, casada con un hombre de negocios. Inicia tratos con ella, de los cuales nace Antonia Clara el 12 de agosto de 1617. Se la bautiza el 26 del mismo mes, en la parroquia de San Sebastián de Madrid, donde se la hace figurar como hija, aún, del marido cornudo Roque Hernández de Ayala. Dicho Roque rapta a la criatura de casa de su madre, y a saber la piedra de escándalo que hubiera sido, si no le da por morirse al hombre hacia finales de 1618.
Marta se va a vivir con el aventurero poeta, el más famoso y rentable de cuantos viven por aquí, y soporta con resignación las burlas y veras de los contrarios a Lope. Luis de Góngora, tahúr narigudo, la infama con estos encendidos elogios:
“Dicho me han por una carta
que es tu cómica persona
sobre los manteles mona
y entre las sábanas marta;
agudeza tiene harta
lo que me advierten después,
que tu nombre del revés,
siendo Lope de la haz,
en haz del mundo y en paz
pelo desta Marta es.”
En 1628, Marta enferma preocupantemente: comienza a perder la razón y la vista. Muere el 7 de abril de 1632. Dos años más tarde, en 1634, Lope se entera de la muerte de su hijo Lope Félix, soldado de fortuna en Venezuela, donde había ido como pescador de perlas. Antes, en 1622, otra hija de Lope, Marcela, se había ordenado monja, para huir de la casa de su padre, y purgar los pecados de este. Por fin, el 27 de agosto de 1635, a las cinco y cuarto de la tarde, muere en su casa de Francos el gran poeta y dramaturgo. El Duque de Sessa se encarga de comprarle un nicho temporal en la cripta de la iglesia de San Sebastián. Entierro multitudinario, uno de los más grandes que ha conocido Madrid (junto con los de Benito Pérez Galdós y Enrique Tierno Galván). El de Sessa quiere levantarle un señorial mausoleo. Pero él fallece, a su vez, en 1642, y sus herederos se desentienden del destino de Lope. Los derechos del nicho fueron reclamados con insistencia hasta 1654. Al no obtener respuesta, los clérigos sacaron los restos del vate, de su compañera Marta, y del comediógrafo mexicano Juan Ruiz de Alarcón –giboso enemigo del Fénix—y los depositaron en un osario, donde quedan para nunca más saber.
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Pero volvamos a Mujeres y criados, una de esas comedias de enredo donde Lope convierte en triunfadora a la mujer (lo que siempre ha sido), dotándola de agudeza y perspicacia sublimes, ensalzando a los hidalgos por encima de la aristocracia principal, y defendiendo la idea de libertad frente a los grilletes de las convenciones del Barroco. Aunque ya hemos comprobado –por la propia vida del Fénix—cuán poco se respetaban de facto esos usos sociales.


Como sucede en El perro del hortelano, es la dama quien elige esposo. El Conde Próspero quiere cortejar a la bella Luciana, hija de un honrado hidalgo de la villa y corte. Sospecha que la muchacha está prendada de su secretario Teodoro, y para evitarse el rival, lo pretende enviar junto a un sobrino suyo, para que lo distraiga y así quede el terreno libre. Comunicado este plan por Teodoro a Luciana, la joven idea un ingenioso artificio para truncar los deseos del Conde. Le pedirá que hable a su señor padre de cierto huido que ha participado en un duelo, para tenerlo oculto en su casa, mientras sana de sus heridas. De este modo, con la excusa de visitar al refugiado, podrá Próspero ver en secreto a Luciana. Lo que no sospecha el Conde es que el acogido es Teodoro, que de este modo no se ha ido, y está junto a su bella Luciana.
Se acompaña la trama principal con la secundaria de Violante –hermana de Luciana--, enamorada de Claridán, gentilhombre lacayo del mismo Próspero, pero acosada por Don Pedro, pretendiente escogido por el padre-guardián. Los requiebros cómicos e inocentes del trío Inés-Lope-Martes completan la impostura del concierto.
El amor verdadero se impone a las malas artes del pecado y la lujuria. Desde este punto de vista, el argumento es moral. Próspero, cual Calisto, gozar desea de su Melibea, Luciana. El amor de Teodoro –así como los de Claridán por Violante, y Lope por Inés—son de legítima factura. Van derechos al matrimonio. Cuando esto queda probado, el Conde desiste de su empeño –tenido como capricho pasajero—y autoriza y premia la unión formal. El personaje secundario de Emiliano (viejo), padre de Don Pedro, refrenda con su sentido común y su prudencia de hidalgo vetusto tan clarividente desenlace. Se celebran las bodas, y todos contentos.
No se puede torcer lo que da Naturaleza. Y la Madre dota a las mujeres de instinto, intuición e iniciativa para elegir marido. Lo ejerce Casilda, casada con Peribáñez: “Más quiero yo a Peribáñez, / con su capa la pardilla, / que no a vos, Comendador, / con la vuestra guarnecida.” A menudo, en las comedias dramáticas de Lope, son los poderosos los que quieren quebrantar esa inclinación genuina de la fémina hacia su hombre. Esos poderosos creen que el dinero y la fuerza del mando y de la cuna todo lo mudan. Pero están equivocados. Podrán emparejar a la mujer con quien no desea, que ella no llegará a amarlo. Lo volvemos a ver en Fortunata, casada con Maximiliano Rubín, cuando en realidad quiere a Juanito Santa Cruz, ese calavera tan a lo Lope (salvo en la costumbre de ir abandonando a los hijos).


 La obra presenta, al principio, conceptos que pueden escapar al espectador de hoy: Florencio, padre de Luciana y Violante, quiere que sus hijas “tomen el acero”. En efecto, el “dotor” ha dictaminado cierta anemia en Luciana, y recomienda tomar el acero. Pero, ¿qué es (o era) eso de “tomar el acero”? A primera vista, podría parecer unas clases de esgrima, por aquello de llamar metonímicamente “el acero” a la espada. Pero las mujeres no solían manejar la espada. No, se trata de un término médico, muy popular en Madrid por aquel entonces, que se refería a beber cierta medicina preparada con agua ferruginosa para combatir la “opilación”, es decir, el estado anémico. Covarrubias atribuía este mal al poco ejercicio físico, y el remedio, a Dioscórides. Las damas tomaban el acero a primera hora del día, e inmediatamente tenían que salir a pasear durante dos horas, para que el preparado hiciera mejor su cura. Pero Luciana y Violante, con la complicidad del criado Lope, se las arreglan para tirar la medicina sin que el padre lo note. Era un bebedizo que sabía muy mal. El propio Lope bautizó otra de sus comedias famosas como El acero de Madrid (h. 1608).

Mujeres y criados es un gran testimonio del talento irresistible e imperecedero de Lope. Con una modesta escenificación –muy del Siglo de Oro--, y unas interpretaciones brillantes y naturales, se nos devuelve toda la elegancia y el primor poético de este clásico. Para no perdérselo, pues es de reconocer que nada aventaja –ni iguala hoy—a nuestro Lope. La dirección ha corrido a cargo de Laurence Boswell y Rodrigo Arribas. La supervisión de la versificación ha sido de Jesús Fuente, quien da cuerpo también, de forma muy convincente, al personaje de Florencio, el padre. Ana Villa es una tierna, pulcra Luciana; Julio Hidalgo, un comedido Teodoro; Pablo Vázquez, un pretencioso, cínico Próspero; Jesús Teyssiere, un engolado Don Pedro, casi más cercano a esos petimetres a la violeta del XVIII; Lucía Quintana, una firme, rotunda Violante; Javier Collado, un Claridán muy galante; José Ramón Iglesias, de lo más esmerado, un irónico “gracioso” Lope; Alejandra Mayo, una guapa y apetecible Inés. Completan el elenco Mario Vedoya (Emiliano), Emilio Buale (Riselo), Jorge Gurpegui (Martes). La adaptación viene de Rodrigo Arribas y Jesús Fuente, en unión con Alejandro García-Reidy, profesor de la Universidad de Siracusa (Nueva York), editor de la comedia en RBA Gredos (2014).
El Teatro –con esmero, escrito con mayúsculas—es el teatro de Lope de Vega, de Calderón, Tirso y Valle-Inclán. Es el teatro de Lorca, que bebe en la luna y el bosque de El caballero de Olmedo. “Que de noche le mataron / al caballero, / la gala de Medina, la Flor de Olmedo…” El Teatro poético enroscado en nuestra alma, que no pasará nunca y siempre nos hará sentir el rito melódico de las alegrías y penas del corazón.
Unas muestras solo, para terminar. Finalizando el acto I, Luciana y Teodoro se prometen amor casto y fidelidad mientras llegan sus esponsales. Es una preciosa declaración en romance, que dice así:
TEODORO: Pues no es posible templarse
la cólera de mis celos.
LUCIANA: ¿Pues qué te haré yo, Teodoro?
TEODORO: Darme, pues me ves muriendo,
palabra de aborrecer
al Conde con juramento.
Di que jamás le darás,
Luciana, puerta en tu pecho;
que rasgarás sus papeles;
que no escucharás sus ruegos;
que de sus ricos presentes
harás burla y menosprecio;
dime que tiene mal talle,
y si quisieras hacer
comparación de algún feo,
sea con el Conde.
LUCIANA: Basta.
[…] Digo, Teodoro, que juro.
TEODORO: Di por tus ojos.
LUCIANA: Por ellos
de a Próspero, tu señor,
aborrecer con estremo,
de no admitir papel suyo
y de no escuchar sus ruegos;
de despreciar sus regalos;
comparar con él los feos,
y decir mal de su talle.
¿Vendrás almorzar con esto?
TEODORO: Vendré a servirte animoso
y de esa fe satisfecho,
por la cual juro de amarte
mil años después de muerto;
ser tu esposo y conservar,
mientras puedo merecerlo,
los pensamientos más castos,
los deseos más honestos;
de no mirar hermosura
si no fuere con desprecio,
ni a gusto ajeno ninguno
levantar el pensamiento.
Si viere una frente hermosa
con cabello rubio o negro,
diré "todo aquesto es sombra
de tu frente y tus cabellos”;
si viere unos verdes ojos,
negros, rasgados o enteros,
azules zarcos o garzos,
diré luego “todos estos
son esclavos de Luciana,
que son sus ojos más bellos.
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Lope suele introducir siempre en sus obras algún soneto memorable, como sublime reflexión sentimental. He aquí el que recita Don Pedro, despechado, al comienzo del acto III:
“Amor, que nunca das lo que prometes
y como niño pides lo que has dado,
que no hay segura edad, que no hay estado
que no turbes, derribes y inquietes.
Amor, que no hay libranza que no acetes
y al tiempo de pagarla ya has quebrado,
aunque luego te rindes despreciado
y siempre a los cobardes acometes.
Amor, vestido de incostantes lunas,
hijo de la esperanza y del desprecio,
necio mil veces y discreto algunas,
¿quién de discreto te ha de dar el precio,
pues donde descansas más, más importunas?
Importunar es condición de necio.”
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De veras, ahora más que nunca y siempre, Lope grande y golfo.
© Antonio Ángel Usábel, mayo de 2015.
Críticas prensa de "Mujeres y criados", comedia de Lope de Vega.
Dossier Teatro Español de "Mujeres y criados", de Lope de Vega.

jueves, 14 de mayo de 2015

Un mundo a la deriva.


Hoy he recibido por correo la propaganda electoral y las papeletas de voto de los dos partidos mayoritarios. Me he entretenido en abrirlo y observar su contenido. Leo la carta de Mariano Rajoy y leo verdades: “Hemos abordado juntos nuestro mayor reto en décadas. Una crisis injusta golpeó nuestras vidas. Millones de españoles perdieron su empleo. Familias afectadas y proyectos truncados nos hablaban a las claras del daño de un país aparentemente condenado a la quiebra o al rescate”. Sigue diciendo el actual presidente: “Han sido años muy difíciles (…) Hoy España ha cambiado, y este año aspira a ser el país que más crezca en la Unión Europea. No es por casualidad: se debe a las decisiones adecuadas para recuperar nuestro bienestar.” Y Rajoy reconoce: “Sé bien que la recuperación y la creación de empleo, tan visibles en las cifras, no se sienten aún en cada casa…”

Efectivamente, cuando llegaron los Populares al poder, España estaba al borde del rescate económico, quizá no tanto por la veleidosa gestión del PSOE de Zapatero, como sí por los efectos de una crisis mundial, originada en Estados Unidos, y debida a una larga cadena de préstamos irresponsables sin la oportuna fianza. Nuestra prima de riesgo quedaba por las nubes. Desde entonces, la política de recortes y de excesiva austeridad del PP ha conseguido evitar que nuestro país se haya hundido en el abismo (como le ha sucedido, claramente, a Grecia). Seguimos enganchados a Europa –eso sí, aniquilada nuestra minería, nuestra cabaña ganadera, nuestra agricultura, nuestra industria y alta metalurgia, nuestros astilleros, por obra y gracia de las concesiones de D. Felipe González Márquez. Esto hace que difícilmente podamos aproximarnos a la locomotora alemana, o a los primeros vagones de los estados del Norte. ¿Hay una Europa de dos velocidades, una consagrada a la producción e innovación, y otra sacrificada al sector turístico y de servicios? Sin duda. Por tal motivo, los ingleses se muestran reticentes y hasta se plantean continuar en la Unión, porque no quieren perder su identidad de potencia líder en el mundo.
De acuerdo con que se está logrando cierta estabilidad económica. Pero a costa de ahogar a las familias con la congelación de salarios, y aumentar la diferencia entre lo que se gana y el coste de la vida. Si la gente no gana, no puede consumir; y si consume tal vez lo honestamente comprensible, se endeuda. Cuando las empresas no facturan pedidos, van a la quiebra, y el gobierno liberal lo contrarresta permitiendo la precariedad en la contratación y las malas condiciones de los empleados. Así, “salva” a las empresas por un tiempo más. Prolifera el trabajo en condiciones esclavistas, donde hay sumisión y miedo a la protesta. Si no lo quieres así, hay doscientos en la puerta esperando. Los jóvenes, o no cuentan con el necesario aliciente para terminar sus estudios, o si lo hacen con brillantez, y obtienen su flamante Grado, han de exiliarse a otros territorios para ganarse un jornal digno con una continuidad y promoción garantizadas. Francamente, no quisiera que mi hijo, que tiene ahora nueve años y es pequeño todavía, se viera condenado a un exilio forzoso dentro de catorce o quince, porque en España no hay posibilidades ni oportunidades dignas para él, siempre que haya demostrado merecerse un buen empleo. Conozco gente joven –arquitectos, estomatólogos-- que ha debido marchar a Holanda y a Chile para labrarse un futuro allí. Resulta que estamos formando buenos titulados superiores para que, total, tengan luego que partir fuera de la patria, como “chimbamberos”, ese neologismo despectivo que se llega a aplicar al sudamericano sin fortuna que viene aquí, derivado de “Chimbambas” o Quimbambas, es decir, en sitio lejano o fuera de todo mapa. En el supuesto de que en España se alcanzara un soñado “estado del bienestar” (que no ha existido hasta la fecha), sería a muy largo plazo, y a costa del sacrificio de varias generaciones jóvenes.  Cada vez que miro, me doy cuenta de cuán parecida es esta sociedad a la reflejada por la Vida de Lazarillo de Tormes (1554): los jóvenes desempleados, puestos a servir a un patrón mezquino, o mendigando honra y honor a través de un discreto oficio estatal por oposición. Recordemos ese pasaje de nuestra mejor literatura heterodoxa: “Y pensando en qué modo de vivir haría mi asiento, por tener descanso y ganar algo para la vejez, quiso Dios alumbrarme y ponerme en camino y manera provechosa. Y con favor que tuve de amigos y señores, todos mis trabajos y fatigas hasta entonces pasados fueron pagados con alcanzar lo que procuré, que fue un oficio real, viendo que no hay nadie que medre, sino los que le tienen.” (Tratado Séptimo) Es con ayuda de las amistades y de cierta mano influyente como Lázaro procura su reposo, presente y futuro, haciéndose pregonero de sentencias. Amigos hay que tener hasta en el infierno. Nuestro pasado histórico llama, así, con esa sencillez e ingenuidad, a la puerta de nuestras peores pesadillas de hoy. Y no aprendemos.

Cuando los populares –u otro partido con empeño—consigan lograr, en esas décadas prodigiosas, la bonanza prometida, ¿repartirán, serán más justos con los que las han pasado canutas? ¿O será esto, por el contrario, un sinvivir perenne con el cinturón apretado y comiendo lo que han dejado los ratones? Que los liberales no descuiden ni ignoren nunca a la clase obrera, que necesita mimos hasta que sea, en  justicia, clase media, motora económica de un país bien equilibrado.
De momento, se espera de ellos que no aumenten los impuestos y que los hijos no vuelvan a pagar lo que, por decimoséptima vez, ya han pagado sus padres. Los partidos de izquierda, ansiosos de gravar todo, hasta los cubiertos de plástico y el capital conseguido con ahorro, se olvidan de esa realidad.
En Reino Unido, acaba de recibir el partido conservador de David Cameron una nueva confianza del electorado. Los británicos apuestan por la estabilidad económica de los tories. Cameron ya anuncia más austeridad todavía. Y eso significa sacar otra vez la podadera: más recortes en las ayudas sociales. El Primer Ministro quiere ahorrar doce mil millones de libras esterlinas (esto es, dieciséis mil  millones de euros), y bajar el techo de gasto social en ciento veinte mil millones de libras (o ciento sesenta mil millones de euros), excluyendo las pensiones, lo cual se puede decir que no es moco de pavo. Sin embargo, según el diario The Guardian, caerán las pagas por maternidad y las subvenciones en vivienda para los jóvenes, entre otros beneficios varios.

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La propaganda del PSOE habla de “soluciones justas” que no se dice cuáles son. Eso sí, se recuerda “a los que se encuentran en situación de indefensión o de vulnerabilidad o de falta de oportunidad, en condiciones inaceptables laboral o socialmente.” Y sigue: “Soy candidato de un partido, el partido socialista, con hombres y mujeres que consideran, asimismo, que las políticas públicas, los servicios públicos, los servicios sociales son una prioridad.” (Ángel Gabilondo). El propósito es muy digno y hasta imprescindible en una monarquía bien ordenada: priorizar lo público –que no tiene por qué ser sinónimo de gratuito al cien por cien--, como un servicio mayoritario, autosuficiente y de calidad. Donde estén una buena Sanidad y Escuela públicas, que se quite lo privado. No hay motivo de favorecer los recursos privados en estos sectores, cuando los mismos deben verse como un beneficio social común. El problema del PSOE es que sabe cómo gastar, pero no tanto cómo devolver dinero a la caja. Se gasta, y se gasta, y se gasta, y a menudo no se sabe en qué ni por qué –ya saldrá el sol por Antequera--, y luego se comprueba que las arcas están vacías, y que ha de llegar un gobierno liberal conservador para arreglar el desaguisado de tanto despilfarro y tanto amiguismo. Y de nuevo a apretarse el cinturón, y vuelta a empezar.
No se piense que el empleo camina mejor, necesariamente, con gobiernos de izquierda. Yo hice una carrera de Letras, y con las legislaturas de Felipe González, entre los años 1990 y 1996, no me vi en ningún modo favorecido por ese momento de optimismo desatado, y tan cercano, en apariencia, al estrato cultural. Fue con el segundo gobierno de José María Aznar, a partir de 2000, cuando comencé a ser requerido por la enseñanza pública para dar clases. Fue también en esa época cuando crecieron las ofertas de plazas de docente en las oposiciones de las distintas Comunidades, en especial, en la de Madrid. Y de esta guisa, las oportunidades para labrarse una estabilidad en el sector educativo. Hubo pues “vacas gordas” con el socialismo para algunos, pero no para todos.
La propaganda socialista comenta en otro apartado: “Hoy, en Madrid, existe una minoría que pretende que todo siga como está, frente a ella otra minoría aspira a desmantelar las instituciones” (Antonio Carmona). La primera minoría debe de venir representada por Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre. O sea, el continuismo. La segunda, por la ruptura radical de Podemos y/o Ahora Madrid. Entre ambas posturas se sitúa el “cambio tranquilo” del PSOE. Un cambio “sereno y honesto”, con “sentido común”, que anteponga a las personas, “que dinamice la economía sin asfixiarla con impuestos, que apueste por la cultura y la innovación, y que de una vez por todas ponga fin a la corrupción y a la impunidad en Madrid.” Los socialistas no pueden hablar, precisamente, de transparencia de gestión ni de perseguir el delito dentro y fuera de sus filas. Curiosamente, los mayores casos de corrupción –solapados durante años—se han descubierto en la etapa del PP, no estando ni mucho menos exento este grupo de sus pecados de deshonestidad y burla a sus votantes y a la sociedad en general.
El aliento a la Cultura es imprescindible, como imbuir a los jóvenes en ella. El PSOE lo tiene más fácil porque la mejor cultura es hecha por gente progresista. El último Premio Cervantes, otorgado dignísimamente al talento indiscutible de Juan Goytisolo, genial crítico de nuestros clásicos más lucientes, los heterodoxos, da testimonio de ello. Falta consolidar una ley orgánica educativa consensuada con todos los grupos parlamentarios, para que cunda la mecha de la inquietud por saber, esa pasión por descubrir que sentían, siendo jóvenes, D. Santiago Ramón y Cajal y D. Severo Ochoa, y que igualmente hizo de D. Marcelino Menéndez Pelayo un niño prodigio. Hay que igualar al alza, y no a la baja, como hasta ahora se ha hecho. Y construir una buena Formación Profesional y unos Grados que garanticen la excelencia de oportunidades para quien se esfuerce y vele por su preparación laboral, con una oferta de enseñanza generosa y amplia, y un sistema de becas sólido que respalde, avale y premie esa inquietud.


Sin embargo, ni en socialistas ni en populares he leído la palabra “ética”; ÉTICA, sí;  ni tampoco el reconocimiento de los errores de deshonestidad cometidos hasta ahora. Parece como si nada hubiera pasado. Como si nadie fuera culpable, por acción u omisión. Se olvidan de entonar un “mea culpa” en su propaganda, quizá por no admitir esa responsabilidad ante los jueces que conducen las causas penales abiertas por doquier. Pero una clase política que no admite los principios éticos, y que obra sin ellos, ¿qué país puede dejar a nuestros hijos? ¿Qué cimientos de conducta ejemplar se alzan pensando en los niños y jóvenes, adultos ciudadanos del mañana?
Antonio Carmona, candidato socialista a la alcaldía de Madrid, señala al “viejo profesor Tierno Galván” como modelo de gestor público. Efectivamente, fue un hombre muy querido, y llorado cuando murió. A mí también me sedujo por su simpatía, su mesura, y sus “aires cosmopolitas”. Me encantaban sus peculiares bandos, cuajados de barroquismo conceptista. Embelleció Madrid y modernizó y saneó muchos servicios públicos. Pero recuerdo sus pregones con su consigna de “Hala, a colocarse”, en alusión a probar los porrillos, si no algo peor, en un momento –la Movida—en que las drogas duras azotaban las noches de la capital y dejaban los parques y campas sembrados de mutantes. Porque no creo que D. Enrique se estuviera refiriendo –con segundas--  a otra manía menos psicodélica, pero no menos perniciosa, que también cundía por entonces y desde siempre: la de observar compadreo para el puesto, en vez de méritos y talento.
(Hago este inciso, al socaire de la alusión del candidato Carmona: Mi abuela materna, que todavía vive, fue muy amiga y compañera de trabajo de Encarna, la esposa de Tierno. Solía hablar mi abuela con ella con frecuencia y decía que el marido de esta “era muy inteligente”. Tierno Galván, hombre marxista y agnóstico, tuvo amigos y compañeros de Falange y consiguió sin problemas su cátedra de Derecho Político en Murcia, en 1948. Desde allí, y después desde un destino nuevo en Salamanca, comenzó a gestar su oposición al régimen dictatorial del Caudillo. En 1966, se exilia a Estados Unidos, a Princeton, tras haber sido expulsado de su cátedra por su actitud aperturista. Regresó a España con la democracia del Rey Juan Carlos.)
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 Vayamos acabando… Ciudadanos habla de combatir con firmeza y dureza la corrupción para sanear el sistema político. Pero no habla de bajar los impuestos y de dónde va a sacar los fondos para hacer ciertos cambios. Parece ser que entre sus filas lleva a antiguos falangistas, lo cual no tiene que ser malo de entrada, si pensamos en la lucha de José Antonio Primo de Rivera contra un capitalismo salvaje. Sin embargo, recordemos que el movimiento de Franco, en el cual militaron expresamente los falangistas, fue financiado por el banquero Juan March. Una de cal y otra de arena.


 Izquierda Unida es una postura extrema que, para obtener fondos por el bien común, lo mismo sacude el manzano de las grandes fortunas (como quiere hacer Podemos) que quizá sablea al tendero de la esquina, por vanidoso y judío. Es decir, arremete y atenta contra la clase media, sospechosa de aversión a las barriadas proletarias.
Mucho ruido y pocas nueces. Sin ética, entre mentiras y medias verdades, seguiremos navegando en un mundo a la deriva.
© Antonio Ángel Usábel, mayo de 2015.